Feria del Libro Hispana/Latina en Nueva York

martes, 12 de mayo de 2020

FRIDA

Mientras el sonido del concierto
se estremece en el aire
tú entras en mi corazón
como la luz que construye tu imagen
en el teléfono móvil de tu madre Doro
o en el de tu padre Andrés.

En el hemisferio norte
la luz del sol
todas las noches espera junto a tu cuna
iluminar tu rostro al amanecer.
Ella trae al sur del mundo la sonrisa de quien crece
como un cisne junto a aguas frescas.

El planeta gira para reencontrarnos con la luz
el amor lo inclina para hacernos llegar la primavera
y al alba los pájaros nos cantan
lo que ninguna voz humana puede crear.

Si Andrés tu padre aún no te había contado
estas cosas asombrosas
fue porque tal vez imaginó al abuelo
decírtelas con un poema.

Lejos estoy de ti
lejos del hemisferio norte
pero aún así te apareces en el sur del planeta
en tu coche intergaláctico junto a tus primos
o gateando cual exploradora
detrás de los sabores de esta tierra.

Llegará el día si el Altísimo lo permite
sea posible reencontrarnos
como la luz se reencuentra con la mañana
y volveremos a lanzarnos miradas de cariño
como si fueran caramelos.

Pasará la peste
y seremos libres

para volver a mirarnos.

viernes, 17 de enero de 2020

Aquella noche
viajaba en un luminoso sueño
intentando alcanzar otros mundos.

Observé naves intergalácticas
en océanos colmados de partículas.
Cometas-cachalotes
ardiendo sobre majestuosas hembras
en las insondables aguas del universo.

También observé soles
que titilaban misteriosos mensajes
en lo nocturno de mi sueño.
Dijiste selva
y el océano verde
de altas columnas de agua
balanceaba sus hojas
bajo otro océano
de fugaces estrellas
que salpicaban extensas playas
del cosmos.
Fue una tarde o una noche de junio
cuando descendías de tu universo
por el cordón de tu sangre a mi sangre.

Tu mirada eran dos tímidas garzas
volando con ternura cerca de mi nariz.

Bajo tus parpados color violeta
una vertiente marina y un aroma a sal
se movían en el aire.

Entonces volaba
hasta tu pupila vestido de astronauta
para entrar una y otra vez en tu vértigo
en tu colmena de pan y miel.
Tú dijiste lubricidad
o algo así como aceites del Kamasutra
Y yo imaginé lo rojo del picotazo
la hendidura
que se perfila
y se descubre dentro de su propio abismo
allí donde una llave
abre el universo.
Al amanecer
su mano inventa un agua que tiembla
un azul semejante al océano
un oxígeno en forma de peces.
En cambio dos días sin luna bastan para llenar
de oscuridad la urbe.

Los árboles
troncos envejecidos
de parir en un suelo inmisericorde
se han vuelto amarillos
como sus fósiles hojas.
Bajo el pálido follaje transita
una pálida muchedumbre y sobre pálidas hojas
decenas de aves vomitan un fuego de espanto.

Dos días sin luna
dos días bastan
para llenar de oscuridad la urbe.

lunes, 22 de julio de 2019

                       

                           En la trama 
                           del papel
                           bajo el microscopio
                           observé un planeta
                           un punto negro
                           en el universo 
                           táctil de la especie.©





Un exultante cacareo 
se escuchó al amanecer.
Las gallinas habían roto el cascarón del silencio
habían creado pequeños planetas casi de la nada
formas perfectas para aturdir el hambre de multitudes.

En el reverso sobre la planicie polvorientas del holocausto
en la atroz oscuridad yacen otras aves en despojo y máscara.
Picos humeantes en la diáspora
sexos emplumados para la batalla final. 

Gallinas robot expulsadas del jardín de los afectos
ideologizando con su morbidez esperpéntica
la carne fresca de nuevas generaciones. 

Gallinas robots ávidas del rito de expulsar
bajo las barbas del rayo de medianoche
la malévola ofrenda a su dios de papel maché.
Gallinas púrpuras castellanas criollas. ©


 

viernes, 19 de abril de 2019



CAÍN EN EL TEDIO DE LA TARDE

I
La voz en la radio
y el poeta con su mapa
pasajero de una nueva cartografía.
Mi madre
esa tarde de domingo
en su casa en su aire.


Yo supuse que algo sabía del paisaje
porque un hilo rojo subrayaba
lo del texto en miniatura.

Caín en el tedio de la tarde
los dedos y su máquina de negación.

II
En la geografía del viento
la cara de la gata regalona de mi madre
era aquel flashback
que
caía
en el piso
y sus pelos volaban cuesta arriba
o cuesta abajo.

Pero la gata era la luz
de otra historia
en el mes de los gatos.

En aquel tiempo
indagaba sobre el azul
y me preguntaba
si alguien había osado desenmascarar
las paredes de los cuartos de la ciudad
con la insondable luz de las estrellas.

Recuerdo que fue un día
cuando intentaba reunir algunas palabras en un papel.

Cuando me perdía
en los pisos superiores
de un edificio
donde a duras penas el órgano urbano
alcanzaba el oxígeno.

Donde la noche era un poema
que nunca imaginé escribir.
Ese vuelo que llevaba
tu cuerpo fragmentado a mi lecho en caída libre.
Esa loca sombra de tu costilla.

Acaso eres la musa
que amo a la intemperie?

Arqueología pura me digo
y sostengo así
la emoción
de saber definitivamente
que un poema
puede esconder luciérnagas
y que la noche espejea inmensa 
en el universo.© 












EN BUSCA DE LA INASIBLE LUZ

Sucedió en enero de 2014
en esos días yo corría por amor contra el viento
temiendo que el aire se lo llevaría todo.
Como aquel aborrecible vapor oscuro
que al despuntar el alba del día veinte
se llevo a mi madre.

Como una piedra
veinticuatro horas caían desde el infinito
y se zambullían en una agrietada luz.

Incluso el ojo aparentaba ser una piedrecita
que iba por ese río oscurísimo
de un instante a otro instante.

Oh madre mía
qué doloroso es volver a ser un niño
no abrazarte nunca más en este mundo.

Qué le diré a Paul?
que sólo fue una coincidencia
que te hayas ido cuando meditaba
en sus palabras sobre la muerte.

Acaso alguien en el cosmos
quiso unir esos versos contigo
para siempre?

Qué será de la gata regalona
que te busca en tu sillón favorito
o recorre tu casa maullando
cuesta abajo?

Flashback y tu silencio
la conversación con el poeta Paul Nilsson
que no escucharás madre mía.
Ya no podrás ser la auditora número uno
de mi programa radiofónico.

En el reverso de la noche me hundo
en busca de la inasible luz.

Entonces me digo
no negaré lo inútil de la tarea
derramaré sin pudor mis lágrimas.

Como un tsunami
se expandirá mi tristeza
por todas las habitaciones.

Semejante a una llama
mi llanto quemará mi rostro
y mi cuerpo con él.© 








UN RELOJ INTERMINABLE

Fue inevitable
recordar
el unicornio
el mar florido
la mariposa nocturna.



Algo me hacía sonreír
y el relato reveló
lo que había en el subtexto
lo que había guardado por tanto tiempo
aquello que la lengua de Shakespeare no había dicho.

Entonces el relato se desnudaba y acometía
como nunca había acometido.

Antes de que te mueras
declaraba en abierta rebeldía
cuando el mundo
parecía impulsar
hacia la superficie la vieja teoría de Darwin
junto con la sentencia de Nietzsche
“Dios ha muerto”.

En un reloj interminable
el flashback
continuaba repitiendo su pulso
mientras la oscuridad no quería soltar la mísera alfalfa
los dedos y su máquina de negación.

El caudal
continuaba sobrevolando la habitación
ella era el sabor
que sazonaba la tarde.

La pregunta
la mirada
la espalda
los glúteos
el silencio
el libro sobre la mesa.

Como un péndulo
resplandecía
e iba y venía por la elipse del deseo.
Acometía como nunca había imaginado.

Rozaba los átomos de la sangre
lo deseado se expandía en la fricción del oxígeno
los gemidos me diseminaban
en las aguas del tiempo.© 







ESA MÁQUINA INSIDIOSA

Aunque por algún tiempo
pedía auxilio
con un mensaje en una botella.
Sé que un animal de durísima caparazón
en algún lugar de mi cuerpo ocultaba esa máquina insidiosa
que me perdía en un oscuro y oculto deseo.

En aquel tiempo
tartamudeaba algo relativo a la sangre
e indagaba en los mares.

Incluso
en ese mítico portón verde
donde me quería perder
por amor
y despertar
entre unos bellísimos muslos.

Suaves toboganes
por los cuales me dejaría deslizar
hasta el precioso centro
del universo.©









EL EFECTO BOOMERANG

La lubricidad
cae en el bosque
la yerba húmeda crece
en movimiento circular
sobre el clítoris
luminoso de la tarde.



En aquella cúspide del deseo
hay labios
en sucesivas capas
de frenesí.

Labios abiertos
como un túnel hembra
en las azules exaltaciones oníricas
que bordean la playa.

Agitación
a la orilla del mar
donde los pelícanos sin pudor
enseñan a los peces
sus grandes picos
llenos de una insaciable hambre
por poseerlo todo.

En el horizonte
permanecen los peldaños
de quienes tomados de la mano suben
para alcanzar lo más profundo
de los afectos.

Humedad existencial
sobre las papilas de un fuego
abrazador.
Olas y signos de fuego
yacen a los pies.

Y yo amo su cicatriz de mujer
que derrite mi cráneo
y saca de mi garganta
gemidos acumulados por años.

En recia columna de fuego
agito su genética suave y líquida
expandiendo su universo de sabores salinos
humedales nocturnos.

Voluptuosidad
que no se agota
en una sola tarde de verano.

Pero un día
su cuerpo se transformó en un espejo
reflejos y fantasmas hundían la esperma
en sus profundas grietas.

Un código
que sólo se abre en la oscuridad
olvidando copular
en las horas más bellas del día
extraviada del efecto luciérnaga 
del sexo.

Feroz fue el silencio
Feroz fue habitar en territorios de escombros.

Doloroso fue sentir
lo cóncavo del aire
su fuselaje roto
el efecto boomerang
de todo aquello
hasta que el ciclo se cumplió
y mi corazón recobró
el sentido de los cimientos de las olas 
en otro pan
en otras aguas.© 







domingo, 5 de junio de 2016


Entonces tú dices
"Puente"

y el Fiofío suave retoño oreja fecunda 
del fruto de la mañana aletea en el río hacia el norte sur 
donde hay que cerrar las imágenes dudosas. 
Cerrar el periscopio de las trampas 
llamar al abuelo y confesar la verdad 
en su lengua adolescente cuando Lota giraba en un mar 
encendido de grisú. ©






jueves, 4 de febrero de 2016



YACE LA SANGRE rota en mi corazón 
un río de hojas caducas corriendo por mis venas. 
Ahí está mi orgullo derrotado 
abarca mi cabeza absurda 
a la hora de rodar cuesta abajo.   ©



sábado, 17 de octubre de 2015



HAY PALABRAS que no entran a las palabras
como el grillo al canto de los pájaros.

Es que volvemos a la misma sangre
y no podemos con ella lavar la angustia de hueso y sentido.

Quizás olvidamos la perspectiva eclesial
la devota conclusión de las campanas
en el extenso oído de la oruga.

Aquel valle enamorado de codornices
apacentando árboles y corderos a la sombra
del Altísimo. ©